Aura es una mujer campesina de 61 años que no cuenta con una pensión. Tras separarse del padre de sus hijos, tuvo que reconstruir desde cero la estabilidad económica que perdió durante su relación. Una herencia empeñada y deudas adquiridas a nombre de su expareja fueron el único equipaje que no pudo dejar atrás.
El sistema bancario, las decisiones políticas de los gobiernos de turno y los actores armados que viven en su región son solo algunas variables a las que se enfrenta a diario mientras busca cómo sostenerse en la vejez.
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«Es conocido también que en muchos casos el dinero que toman prestado las mujeres en realidad se utiliza para el hombre de la casa pero es ella la que se hace responsable y creo que de todas las políticas de microcréditos es tremendamente peligroso y es increíble cómo se les ha vendido como una iniciativa para beneficiar a los más pobres cuando en realidad es una iniciativa que lo que ha hecho es intensificar al máximo a la explotación de las mujeres y en particular las mujeres rurales. Ha sido una manera de obligar a las mujeres que todavía tienen, por ejemplo, algún pedazo de tierra, obligarlas a vender la tierra para poder pagar la deuda»
-Silvia Federici
Escucha las demás entradas de nuestra especial «Endeudadas: la cara oculta del trabajo doméstico»
«Me aterra llegar a los 60 con una deuda que adquirí a los 30»
Diana* es una mujer profesional, atrapada en una relación violenta, que enfrenta sola préstamos bancarios y deudas familiares adquiridas no solo para gastos personales, sino para el sostenimiento de su hogar.
«Estaba recién graduada y ya debía 63 millones de pesos»
Endeudarse para costear la educación es parte de la realidad de toda una generación. Por eso, hicimos de esta capítula un testimonio polifónico de distintas mujeres y disidencias para las que endeudarse y estudiar han sido procesos que van de la mano. ¿Quién decide a qué se destina el dinero recaudado en los impuestos? ¿no…


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